Cuántas veces hemos oído hablar de empatía. Bien, empezaré por definirla y
luego darle una vuelta más. Aquí no sólo quiero hablar de la empatía hacia el
otro. También quiero hablar de la empatía conmigo mismo. Esto se llama auto compasión.

La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los
demás. Es la habilidad para ponerse en el lugar del otro y, desde allí, registrar
qué es lo que se siente. Cuando alguien nos muestra empatía, nos sentimos
escuchados, validados y comprendidos. Al percibir empatía, nos empoderamos y estamos más fuertes para transitar momentos difíciles. También nos ayuda a superar esas situaciones. Así, puede ser un poderoso aliado en momentos de angustia. Es un bálsamo para
el alma. Es poderoso ejercerla y maravilloso sentirla!!

La Autocompasión: Un Camino hacia la Amabilidad y la Aceptación

Cuando hablamos de empatía generalmente lo mencionamos hacia el afuera,
con el otro, con el prójimo. Sin embargo, quiero que aquí nos detengamos a
pensar en la importancia de tener empatía con nosotros mismos.

Cuando la empatía está dirigida a uno mismo la llamamos autocompasión. Es
la práctica de tratarnos a nosotros mismos con amabilidad, comprensión y
aceptación, especialmente en momentos de dificultad o fracaso. La empatía con los demás no es un recurso innato. Es adquirido y puede ser desarrollado. También puede ser mejorado con el ejercicio. Al practicar la autocompasión,
podemos desarrollar una relación más positiva y saludable con nosotros
mismos. No se trata de tenernos pena sino de comprehender lo que estamos
transitando, viviendo y tratarnos con amabilidad.

Ejercitar la autocompasión

Como mencioné anteriormente, este un camino hacia la amabilidad y la
aceptación de uno mismo. Es tratarnos con cuidado. Pero, ¿cómo la podemos
cultivar?

• Practicá mindfulness para estar más presente y consciente de tus
  pensamientos y emociones
• Aceptá tus emociones. No las juzgues. Reconoce que todas las
  emociones son válidas y que es normal experimentar una variedad de
  sentimientos.
• Sé amable con vos mismo, especialmente en momentos de dificultad o
  fracaso.
• Hablá con vos mismo de manera positiva y alentadora. Usá un lenguaje
  amable y comprensivo cuando te dirijas a vos mismo, incluso interiormente.

El proceso de desarrollar la Autocompasión

Si ya afianzaste los pasos anteriores también podés revisar y trabajar en lo
siguiente:

1. Reconocé tus logros. Celebrá tus éxitos, no importa cuán pequeños sean.
2. Sé paciente con vos mismo. No te apresures a juzgarte. Todos cometemos
   errores y eso importante aprovecharlos para aprender de ellos.
3. Practicá la autocompasión en momentos de dificultad o fracaso. Todos experimentamos desafíos y que es normal sentirse abrumado.

La autocompasión es un proceso que lleva tiempo y práctica, pero que puede
tener un impacto significativo en nuestra vida. ¿Te animás a intentarlo?