Adoro la ambivalencia poética de una cicatriz, que tiene dos mensajes,Aquí dolió, aquí sano. Louis Madeira
Con esto de la pandemia y su correlato, el aislamiento social obligatorio, no logro dejar de pensar en las heridas que nos van a ir dejando. Las perdidas. El aislamiento, los cambios en nuestras vidas. Se me hizo muy presente el concepto de cicatriz .Pensé mucho en ello este fin de semana y justo se me apareció una prosa que me pareció poéticamente mágica de Lousie Madeira
“Adoro la ambivalencia poética de una cicatriz, que tiene dos mensajes. Aquí dolió, aquí sano” a partir de ese disparador fue que se me ocurrió escribir este blog
Hoy quiero hablar de las heridas y sus cicatrices. Todos tenemos heridas físicas y heridas .emocionales, Las heridas físicas se ven a veces mas que las heridas emocionales. Ambas marcan nuestras vidas.
Una herida es una ruptura .En la piel, una herida es una abertura .Hay heridas superficiales y heridas profundas según cuantas capas de la piel estén involucradas. En lo emocional es también una abertura, y también puede ser superficial o, profunda aquí será según cuanto daño nos provoque. Como heridas cuando se curan dejan cicatrices .
Producida una herida, se desencadena un conjunto de procesos biológicos que utiliza el organismo para recuperar la integridad y arquitectura de la lesión, que se conocen como proceso de cicatrización. En ambos casos sucede lo mismo .Ante una herida emocional el organismo sano busca desencadenar sus recursos para volver al equilibrio producido por el daño de la lastimadura
El proceso de sanación también se hace más lento con la edad. Las cortadas, las raspaduras y los golpes que desaparecen rápido cuando somos niños , duran más cuando somos grandes , pues la piel necesita más tiempo para repararse. Las heridas tratarlos pronto nos puede ayudar a sanar más rápido. Con las heridas emocionales pasa lo mismo.
Creo que las cicatrices son la mejor muestra de nuestra fortaleza emocional Las cicatrices ambas físicas y ,emocionales necesitan tiempo para cicatrizar, algo que con nuestro comportamiento acelerado no siempre permitimos .Muchas veces caemos ante la tentación de que nos quiten el dolor de manera inmediata ,que se cierre “rápido” corriendo el riesgo de que la herida no se cure .Se infecte. a veces no les damos tiempo a que las heridas hagan” la cascarita” necesaria. A veces nos “rascamos “ la cascarita porque nos pica en su proceso de sellado y ahí se vuelve a abrir. No estaba lista Las heridas necesitan ser expuestas al sol. No tapadas y así curan . A veces, incluso, hay que abrir las heridas ,limpiarlas drenarlas ,y esperar, de nuevo tiempo, que vuelvan a desarrollar el proceso de cicatrización
Lo mismo sucede con las heridas emocionales, hay que darles tiempo ,hay que exponerlas al afecto del sol. Hay que aguantarse que molesten en el proceso de cicatrizar sin sacarnos las cascaritas.
No he visto que sirva minimizar los sufrimientos de nadie .No he visto que me ayude, ni ayude a nadie ,pasar su herida por una vara universal. Creo en la empatía ante el dolor. Creo en la importancia de atreverse a mirar mis heridas, a sanarlas, a curarlas y si puedo a embellecerlas ya que ellas son la mejor prueba de que estoy viva y de que he vivido intensamente .
Yo tengo muchas cicatrices. En mis cicatrices aprendí a sentir orgullo ,en parte por el tiempo que han tardado en formarse, en parte porque me recuerdan lo vulnerable que soy y ,en parte porque me recuerdan del dolor que sentí y como lo superé. Trato de ser una persona valiente y sé que también es ser valiente el saber pedir ayuda .Ojalá puede ser capaz de sentir empatía y trasmitir eso Ojala la gente vea en mi que no hay que tenerle miedo a las heridas, que podemos cicatrizar…que se puede curar el dolor si sabemos cómo. Creo que hay que vivir intensamente sin temor a rómpenos porque confío en que nuestra mente, al igual que nuestro cuerpo esta dotada del impulso de reparación.
Mis cicatrices emocionales hablan de mí, hablan de mi fortaleza , hablan de mi capacidad para aprender del sufrimiento y para superar la adversidad. Mis cicatrices me recuerdan que soy frágil y fuerte, me hablan de mi capacidad para superar la adversidad. Cuando las miro veo mi historia hoy no me avergüenzo de mis cicatrices, de mi sensibilidad, de mi fragilidad y de mi fortaleza. Cuando veo mis cicatrices me siento más fuerte, más segura y a veces, confieso muy orgullosa y más feliz.
Hay un método japón que se llama Kintsukuroi con el que se repara la cerámica que se ha roto. La clave del método consiste en dejar a la vista las cicatrices embellecidas con oro y plata. Ojala podamos hacer eso con nuestras heridas y embellecerlas
Un abrazo bien fuerte
Ines